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Polarización vence al contexto: el antikirchnerismo es una fuerza social potente que Milei usó a su favor

Ni la crisis, ni los escándalos impidieron la victoria de La Libertad Avanza. El gobierno transformó el miedo al regreso al pasado en un mandato electoral. El triunfo lo fortalece, pero a la vez la situación lo obliga a moderarse para construir poder político real. Por qué fracasó Provincias Unidas
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David Narciso para Rosario 3 | 

Imagen ilustrativa de google

Polarización vence al contexto: el antikirchnerismo es una fuerza social potente que Milei usó a su favor
27.10.2025 19:24 | Lo más destacado del triunfo contundente de La Libertad Avanza en la elección intermedia es el contexto desfavorable en el que desarrolló la campaña electoral. No es la primera vez que la Argentina vota a un oficialismo a pesar de indicios potentes de corrupción, pero en este caso se agregaron la inédita intervención política y financiera de Estados Unidos y las estrepitosas derrotas en el Congreso, que con mayorías abrumadoras buscó salvar áreas específicas de la motosierra. El triunfo ajustado en la provincia de Buenos Aires cotiza como hazaña a menos de dos meses de haber perdido por 13 puntos y teniendo en cuenta que compitió con la foto en la boleta de José Luis Espert, quien mintió a más no poder y al final renunció confesando que recibía financiamiento de una organización vinculada al narcotráfico.

El gobierno fue muy eficaz en su mensaje: es esto o volver al pasado. Terminar de cruzar el río o volver a la orilla de la que se arrancó en 2023. La libertad avanza o la Argentina retrocede. Alegorías y eslóganes que polarizaron y lograron organizar a un sector del electorado en torno al miedo al regreso de expresiones peronistas. Este punto parece ser determinante en el resultado: Milei y La Libertad Avanza todavía valen más como garantes de que no regrese el kirchnerismo que por méritos de la gestión, que dicho sea de paso casi no tuvo presencia en el discurso oficial, salvo la baja de la inflación.

El mensaje y el porcentaje de votos cosechados se asemejan a los de la elección intermedia de la presidencia de Mauricio Macri, cuando en 2017 revalidó su gestión en todo el país. Ocho años después, con Milei en lugar de Macri, un sello violeta en vez de amarillo y un programa de extrema derecha más que de centroderecha, la Argentina no peronista retoma el ensayo de un gobierno y una gobernabilidad prescindentes del kirchnerismo. ¿Y del peronismo?

La única forma de que un proyecto de ese tipo sea factible es que el gobierno haga lo contrario a lo que hizo en estos primeros 22 meses de gestión, en los que maltrató e ignoró a sus potenciales aliados al punto de quedarse sin juego en el Congreso, como quedó demostrado con el amplio rechazo a los vetos presidenciales.Más aún, pocos meses después de aquel triunfo aplastante, el gobierno de Macri entró en zozobra por los errores en el manejo económico. Milei debería tomar nota de lo rápido que se puede diluir el éxito electoral.

La posición del oficialismo en el Congreso será mejor a partir del 10 de diciembre. Lejos de ser la ideal, al menos consigue un tercio propio en Diputados que lo pone a salvo del juicio político y le permite salvar los vetos. En el Senado quedó a solo cuatro bancas, con lo cual se descuenta que esa primera línea de defensa no le será difícil de conseguir.

Las 64 bancas ganadas, que elevarán a 94 el bloque de LLA en la Cámara baja, y las 13 en el Senado, que harán un total de 20 propias, no estaban ni siquiera en los planes de la Casa Rosada. Un resultadazo, pero aun así está lejos de conseguir quórum y mayoría para aprobar las leyes, en especial las reformas laboral y fiscal que pretende Milei. Ahí necesariamente necesitará de bloques aliados y legisladores que respondan a los gobernadores.

La noche del domingo el presidente dio una señal fuerte en ese sentido al confirmar que buscará acuerdos. Hizo una particular mención a los gobernadores. Al escucharlo, en la Casa Blanca deben haber marcado un tilde al lado del listado de tareas que le pusieron al mandatario argentino como condición para ayudarlo. Milei dejó de lado al Milei que atropellaba y señalaba al Congreso como un nido de ratas para hacer lo que el manual manda: si ganaste, usá ese capital para liderar una convocatoria en lugar de escupir en la cara e insultar a quienes te podrían ayudar a cumplir tus objetivos.

La segunda señal importante que dio el presidente fue cuando subió al escenario de la victoria tanto a su hermana Karina como a Santiago Caputo. Una señal de equilibrio para una interna que le estaba devorando el gobierno. Caputo venía ganando poder interno mientras Karina tropezaba en las elecciones provinciales y en el Congreso. Lo de este domingo reposiciona a la hermana, que apostó por una oferta de hierro: los oficialismos provinciales aceptaban competir con el sello, el nombre y los nombres de LLA o no había alianza. Le fue muy mal en las elecciones provinciales, pero en el turno nacional le dio el mejor triunfo posible a la Casa Rosada. El nuevo gabinete que prepara Milei dirá más sobre cómo sigue la película sobre el reparto de poder dentro de las filas libertarias.

El resultado electoral trajo otros beneficios para el oficialismo. Entre ellos, corta el reagrupamiento del kirchnerismo, sobre todo después del impulso que le dio el triunfo de septiembre en la provincia de Buenos Aires. La victoria de este domingo de la lista de Santilli con foto de Espert, por sobre la de Jorge Taiana elegida por Cristina Fernández, reaviva internas, nubla el horizonte de 2027 y obliga a repensar todos los esquemas vigentes.A su vez, le baja el precio a Mauricio Macri, pero especialmente a Provincias Unidas. El espacio de los gobernadores no logró romper la polarización, a pesar de la apuesta por generar un anclaje nacional para evitarla. Fue vilipendiado en sus propios distritos. Solo ganó en Corrientes.

Al igual que en las otras cinco provincias, en Santa Fe el resultado no tuvo correlato con lo que movilizó la alianza provincial que lidera el gobernador Pullaro. Se repite un patrón que viene desde hace años: cuando lo que se elige son cargos para el Congreso, priman las ofertas electorales de alcance nacional; cuando son cargos provinciales, ocurre a la inversa. Fue en abril nomás que Unidos ganó con comodidad la elección de constituyentes y La Libertad Avanza quedó lejos, en tercer lugar.

Lo que viene ocurriendo es que el electorado santafesino no peronista, que en conjunto aglutina entre el 55 y 60 por ciento de los votos, se reorganiza según la elección de que se trate y lo que está en juego.Queda para ver con más detalle si en la performance de Provincias Unidas se esconde algún llamado de atención para el Ejecutivo santafesino, que vino jugando fuerte con cada objetivo que se puso delante. Hasta el domingo todos habían sido con resultados exitosos.

Esos movimientos en el universo no peronista le arruinaron el triunfo, justamente, al peronismo. Al volcarse una mayoría de votos hacia La Libertad Avanza, ésta despegó del tercio, hundió a Provincias Unidas y el peronismo, que lucha por cortar la sangría de votantes más que por crecer, quedó en un segundo y también lejano puesto.Por estos días, el peronismo santafesino es una fuerza electoral estática y muy poco flexible en relación con su piso histórico, lo que lo hace dependiente de la construcción de escenarios de tercios para ser competitivo, y al mismo tiempo muy vulnerable ante los cambios que se producen en la vereda de enfrente.

Aun con esas debilidades, la alianza con Ciudad Futura le permitió contener ese capital histórico —poco más, poco menos— y retener las tres bancas en la Cámara de Diputados. Queda la duda de si eso mismo podría haberlo hecho con una cabeza de lista del propio PJ.La elección del domingo termina por consolidar un mapa electoral de la provincia donde no hay dos, sino tres actores a tener en cuenta.

La Libertad Avanza corre desde muy atrás de Unidos en cuanto al escenario provincial, pero ya se hizo un lugar, un poco por alguna figura local puntual, pero sobre todo por el influjo del gobierno nacional, que con el impulso de ayer naturalmente pretenderá permear en las provincias, como alguna vez lo hizo Macri con el PRO.

La diputada Romina Diez le puso rostro y palabras a ese objetivo en la noche del domingo.

Es una luz amarilla para Unidos, porque ambas fuerzas comparten un mismo electorado, compuesto por votantes que se inclinan mayoritariamente por uno u otro según lo que está en juego. Desde ese punto de vista, y con la reelección habilitada, el oficialismo corre con ventaja para cuando se ponga en juego la provincia en 2027. Esa es la foto de hoy, pero muchas cosas pasarán hasta que llegue ese momento. Ya ocurrió en 2019 que la división del voto no peronista instaló a Omar Perotti en la Casa Gris.
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