De consolidar y proyectar a Pullaro a disparar una "ola violeta" mileísta. De redefinir los espacios opositores a recomponer al justicialismo. Los objetivos políticos que apuntan al 13 de abril, en paralelo al proceso de reforma constitucional.
09.02.2025 22:16 | En la semana que pasó se completó la principal instancia previa a la elección de convencionales para la reforma de la Constitución Provincial en Santa Fe. Un hito histórico, luego de 62 años, que como suele suceder en estos casos está impulsada por intereses políticos concretos, y desata efectos en ese terreno que relegan en la atención pública la trascendencia del acontecimiento. Pero que, a la vez, la tienen en la vida interna y las perspectivas de las distintas fuerzas políticas en la provincia, y también a nivel nacional.
Por orden de aparición, el principal foco de atención está puesto sobre Unidos, la coalición gobernante en Santa Fe, encabezada por Maximiliano Pullaro. El actual gobernador santafesino podría ser el primero en tener la oportunidad de una reelección consecutiva, al igual que casi todos los demás mandatarios del país (excepto en Mendoza), y como no pudieron hacerlo sus antecesores, pese a haberlo intentando en algunos casos con marcada intensidad.
A estos efectos cuenta con dos factores: un respaldo legislativo prácticamente inédito (con algún apoyo estratégico del perottismo, que permitió alcanzar los votos para declarar la necesidad de la reforma), y la previsión de imponerse en las elecciones de abril, con suficiente número de convencionales como para garantizar la aprobación de la propuesta del oficialismo.
A más de un año de gestión, el primer factor se mantiene incólume, y parece haber atravesado con éxito las turbulencias propias de los procesos de conformación de nóminas electorales. El segundo parece darse por descontado según los principales analistas, y en todo caso se vio reforzado por el acuerdo con Mauricio Macri que llevó a colocar a Germana Figueroa Casas como segunda en la boleta que encabezará el propio gobernador, y que cuenta con su fuerza de tracción y el respaldo de toda la coalición para acceder a la necesaria mayoría.
Fintas y avanzadas
Las amenazas a esa previsión tienen que ver no tanto con la evaluación de la marcha de su gestión por parte del grueso de los santafesinos (que, más allá de algunos frentes abiertos en el sector estatal por efecto de las políticas salariales y la reforma previsional, según las encuestas es marcadamente positiva), sino con dos circunstancias enmarcadas en el contexto nacional y, fundamentalmente, las estrategias electorales de La Libertad Avanza.
En el plano estrictamente provincial, es la primera vez que el partido del presidente Javier Milei participa como tal en una elección en Santa Fe, luego de haberse inscripto como tal. Pero más allá de lo formal, cuando Pullaro fue electo con una histórica mayoría, de casi el 56 % y más de un millón de votos, Milei todavía no se había consagrado como Presidente de la Nación y su inminente performance era una incógnita.
En las elecciones generales, Milei obtuvo en Santa Fe más de 600 mil votos y se ubicó cerca del 32 %; tres puntos por encima de Sergio Massa, que en esa instancia se impuso a nivel nacional. Otro fue el resultado en el balotaje, y allí el actual Presidente fue votado por cerca del 63 % de los santafesinos, y superó holgadamente los 1,2 millones de votos.Las matemáticas arrojan el obvio resultado de que gran parte de los votantes de Pullaro luego optaron por Milei. El interrogante que abre la actual instancia política es cuántos de ellos optarán por los candidatos bendecidos por el Jefe de Estado, máxime si éste decidiera ponerle el cuerpo a la campaña y asociarlos indisolublemente a su figura, cosa que aún no está definido que vaya a hacer.
La amenaza que esto podría suponer para las expectativas del oficialismo santafesino no llegó a convertirse en alarma, aún cuando circularon versiones de alianzas con candidatos más populares y carismáticos que los libertarios, como Amalia Granata. Pero la alquimia no funcionó (para mayor tranquilidad de Unidos), y la propuesta del espacio presidencial estará encabezada por Nicolás Mayoraz, diputado nacional que representa cabalmente los lineamientos del gobierno nacional y que tiene gravitancia en la Cámara, pero a priori no se advierte como una figura con peso electoral per se.
Repliegues y convergencias
Por el contrario, y tras su notable performance en las elecciones pasadas, y una exposición política que no reniega de los recursos mediáticos (declaraciones polémicas incluidas), Granata se constituye en una figura a tener en cuenta, que puede revalidar sus credenciales en alguna medida a costa de votos de La Libertad Avanza, a cuyos efectos también aporta la sorpresiva alianza con la Coalición Cívica de Elisa Carrió y el popular Ramiro Marra, recién excomulgado de las fuerzas del cielo.
Esto no es un dato menor, por cuanto se inscribe en un contexto de fundamental trascendencia política, que no puede obviarse en el análisis: la fecha del 13 de abril es la primera elección del año en el país, encabezando un calendario tachonado por comicios locales y desdoblados, en el que la gestión Milei espera enhebrar una sucesión de buenas performances, pero que sobre todo finalmente se traduzcan en una inyección de legisladores propios al Congreso.
Pullaro buscó diferenciarse por la positiva y sin confrontar, mientras que dirigentes del mileísmo como la diputada nacional y referente partidaria Romina Diez ya iniciaron tempranamente un trabajo de zapa, con duros cuestionamientos a las posturas del gobernador santafesino e incluso a su persona. En este contexto es que la propia hermana del Presidente y principal armadora del espacio político, estuvo en Rosario para el cierre de listas, precisamente junto a Diez y el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Martín Menem.
Teatro de operaciones
En tanto, y en medio de una crisis que algunos imaginan refundacional, pero hoy por hoy hace sentir su rigor en la estructura partidaria y en la militancia, el peronismo santafesino exhibe su fragmentación en tres listas y una ausencia: la encabezada por Monteverde (que incluye al Frente Renovador), la de Roberto Sukerman y la de Marcelo Lewandowski (asociado para esta vuelta con el partido de Rubén Giustiniani) son las que dieron el presente, en tanto que el grupo de Omar Perotti se desligó de la contienda, en un escenario donde no faltan reproches cruzados e impugnaciones judiciales.
Así las cosas, si el mileísmo imagina desatar aquí una "ola violeta" que se extienda paulatinamente por el país a lo largo del año, el proyecto encabezado por Pullaro se juega a otorgar otra chance al gobernador, mientras se consolidan los cimientos para una proyección nacional. Y a sabiendas de que, si por alguna conjunción de factores la estrategia llegase a fracasar, eso desatará inmediatamente los reacomodamientos y bregas propias del período previo a la sucesión.
En el mismo escenario, los noveles actores del espacio Somos Vida (también eventualmente sujeto a dispersiones y reagrupamientos) apuntan a seguir definiendo su rol en la política santafesina; un objetivo que paradójicamente cuadra también a las figuras veteranas y a las emergentes del vapuleado justicialismo.No es poco para una sola elección.
Y además, después de ella todavía quedará su verdadero objetivo, y los electos deberán seguir debatiendo, pujando y sellando acuerdos, esta vez a los efectos de lograr la mejor Constitución posible para los santafesinos.