25.10.2023 14:18 | Sabemos que el celular es una llave de acceso al mundo sin restricciones, con todos los beneficios y peligros que eso conlleva. Sin embargo, no hay sugerencias claras para que los padres decidamos cuándo un niño puede estar listo para tener un celular. Este asunto surge con más intensidad porque ahora los niños reciben teléfonos propios, a menor edad.
En promedio, su primer dispositivo inteligente lo tienen alrededor de los 10 años, dos menos que hace una década. Algunos incluso pueden recibir un teléfono antes con tan sólo 7 años.Creo que los padres se “cansan” de prestarles sus teléfonos a los hijos y por eso les ofrecen uno siendo aún pequeños, me comentó una docente de una escuela. “Mis hijos recibieron su teléfono celular después de haber aprendido algunos límites y el valor de la comunicación cara a cara”, agregó.
Según esta maestra, la puja por el celular y el uso adecuado es una tarea titánica del día a día.Algunos padres pueden pensar que sus hijos están listos “antes”. La realidad es que no hay dos chicos iguales.Sin duda, los teléfonos celulares traen beneficios. Con los aparatos obtienen herramientas educativas para estudiar y aplicaciones para conversar o conectarse con amigos.
Sin embargo, los teléfonos pueden convertirse en distracciones adictivas que desvían la atención de los deberes escolares, además de que exponen a los niños a problemas con acosadores y agresores, conocidos y desconocidos.
Entonces, ¿cómo establecer la edad adecuada? Realmente no hay un número mágico. La edad no es tan importante como el sentido de responsabilidad o el nivel de madurez de cada chico.Consideremos, entonces, a la biología. La corteza prefrontal, la parte del cerebro que controla los impulsos, termina su desarrollo hacia los 25 años.
En otras palabras, los padres no debemos sorprendernos de que los niños con celulares no tengan control de sus impulsos.
Por lo tanto, mientras más puedas esperar para darle a tu hijo un teléfono celular, mejor. Digamos que, mientras más tiempo mantengas cerrada “la caja de Pandora”, mayores son los beneficios. Aunque de igual manera tendrán acceso a las herramientas tecnológicas a través de computadoras y tablets, la gran diferencia con un teléfono es que va con el niño a todos lados, incluso lejos de la supervisión de los adultos.
Según Sebastián Bortnik, autor del libro “Guía para la crianza en el Mundo Digital” hasta los cinco años el celular no educa, ni acompaña ni enseña.La idea es no obsesionarnos con la edad sino poner el acento en revisar qué cosas necesita tener nuestro hijo para sentir que puede tener un celular, como por ejemplo, que tengan sentido de la responsabilidad, capacidad de tomar sus propias decisiones y saber y sentir que están en condiciones de pedir ayuda.
Finalmente cuando decidamos que es tiempo de regalarle a nuestro hijo su primer teléfono celular existen maneras de seguir acompañando y supervisando. Una opción es empezar con un aparato menos sofisticado. Por ejemplo, teléfonos que solo hacen llamadas o pueden mandar mensajes de texto. Así podemos comprobar si pueden utilizar el aparato con responsabilidad.
Otra opción es hacer una lista de las reglas sobre su uso y enseñarles y comprometerlos a que jamás se tomen una foto desnudos, que no hagan apuestas ni se contacten con desconocidos.
Pero sobre todo, lo más importante sigue siendo el diálogo de los adultos a cargo con los chicos y con la comunidad en la que están todos los días, ya que si la excusa es dárselo porque dicen “lo tienen todas mis compañeras y compañeros de la escuela”, caemos en un autoengaño sobre algo que no podemos resolver nosotros.
Las familias deberíamos comunicarnos para llegar a acuerdos mínimos respecto de cuando dar el primer celular. Hablar de esto. Preguntarse, no dar nada por sentado.Tal vez ahí, aparezcan algunas de nuestras fortalezas o deficiencias como adultos. El resto es historia.