20.10.2023 19:20 | La elección presidencial del domingo es la más extraña desde el retorno de la democracia. Los déficits de la dirigencia para gestionar el bienestar común en estos 40 años, con sus luces y sombras, y un modelo de Estado cuestionado, por su “ineficiencia” en el caso de Patricia Bullrich, y en su esencia misma por Javier Milei, pusieron contra la espada y la pared a los dos grandes frentes electorales que germinaron a partir de la crisis de 2001 y el bipartidismo que los nutre y antecede.
En el plano electoral, este temblor sistémico habilitó un inédito escenario de tercios, en el que las tres fuerzas principales tienen posibilidades de entrar al balotaje. Hay más razones por las que Bullrich, Milei, Sergio Massa, Juan Schiaretti y Miriam Bregman este domingo protagonizarán la elección más extraña desde 1983 a la fecha.
La más relevante es la irrupción de MIlei, porque las consecuencias que se han visto hasta ahora son inéditas. Si ya es una novedad que haya roto la hegemonía del bipartidismo o bicoalicionismo, más lo es la vehiculización del voto de un tercio de los argentinos por afuera de los circuitos habituales, de forma transversal en términos sociales, etáreos y geográficos, lo que desconcertó la ingeniería de las campañas de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio.
En Juntos como en Unión por la Patria confían en que, pasada la sorpresa de las Paso, muchos votantes hayan tenido la oportunidad de “conocer mejor” al personaje que encarna Milei y comprendido lo que supone convertirlo en presidente por motivados por enojo. Macri este jueves describió a la La Libertad Avanza como una agrupación sin volumen político que no tendrá capacidad de gobierno, y Massa sugirió el test psicológico para quienes pasen al balotaje, en directa alusión al libertario. No hay indicio en ningún trabajo de consultoría de que los votos de Milei se hayan desgranado. Sus referentes en Santa Fe se suman a la instalación de la idea de que puede ganar en primera vuelta o quedar a un paso.
En cualquier caso otro de los puntos extraños de la elección, es que La Libertad Avanza haya adquirido ese desempeño electoral sin estructura territorial ni partidaria. Que Javier Milei haya sido el más votado en la gran mayoría de las provincias, incluso algunas donde LLA no tiene ni un mínimo arraigo, compone un hecho extraordinario para la historia argentina, donde nunca se había impuesto una fuerza que no tuviera a la UCR o el peronismo como articuladores.
Más teniendo con el sistema de votación actual, hecho a medida de esas grandes estructuras partidarias y territoriales que garantizan flujo de boletas, fiscalización y presencia en cada rincón del país.A sabiendas de que el efecto sorpresa ya pasó y que dos veces no va a agarrar dormidos a Juntos por el Cambio y Unidos por la Patria, el comando de campaña de Milei optó por suplir la falta de fiscales y estructura territorial distribuyendo la boleta en sobre cerrado por vía postal a miles de hogares de todo el país.
Santa Fe es una de las provincias donde esa estrategia, de dudoso resultado incluso para los propios, se ejecutó a escala. Eligieron localidades, estudiaron el comportamiento del voto en las Paso y posibilidades reales de fiscalización y con esa información definieron a quién mandar correo. Una referencia local de LLA hizo trascender la cifra de 300 mil correspondencias enviadas a hogares de la provincia.
A diferencia de Massa y Bullrich, Milei no pisó Santa Fe (ni la gran mayoría de las provincias) entre las Paso y la general. En agosto obtuvo más de 35 puntos, cuatro por encima de la suma de Bullrich y Larreta y ganó en 18 de los 19 departamentos. Por eso el comando de campaña considera que es un voto consolidado y que las chances de crecer se darán naturalmente.
Por el contrario, Milei se dedicó a ir a buscar el “voto blando” de provincia de Buenos Aires, aprovechando el descontento económico, la inseguridad y escenarios como el que les regaló el affaire Insaurralde.