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Justicia agridulce por el atentado de Nueva York

La justicia no vuelve el tiempo atrás pero permite que el amor venza al odio por un rato.
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Por Ariel Seidler para Infobae | 

Imagen Ilustrativa - Foto: Google

Justicia agridulce por el atentado de Nueva York
15.02.2023 11:48 | Justicia. Probablemente sea uno de los términos sobre los cuales más se ha escrito. Frente a casos de resonancia pública se pide justicia. Sea un accidente, una tragedia, un asesinato, un hecho de corrupción, un caso de violencia, pedimos justicia, buscamos responsables. Pero ¿qué es la justicia? La Real Academia Española necesita de 11 acepciones para dar cuenta de su significado y, aun así, al bajar su uso a la práctica ninguno parece ser del todo acertado.

¿Cómo es la justicia frente a los hechos de terrorismo? Cuesta mucho imaginar esto desde nuestro país cuando aún aguardamos el esclarecimiento de los atentados de la Embajada de Israel y la AMIA. Podemos imaginarlo: sería quizás cerrar una herida que lleva más de tres décadas abierta. Pero lo haría con un sabor agridulce, al saber que en el terrorismo no hay “reparación” posible. Nada ni nadie podrá traer de regreso a las víctimas, pero al menos permitirá evocar su recuerdo en paz.


Sin embargo, 1994 no fue la última vez que el terrorismo golpeó a nuestro país. En un mundo globalizado, también este horror puede golpearnos a miles de kilómetros del suelo argentino. El 31 de octubre de 2017, en un soleado día otoñal, Sayfullo Saipov asesinó a ocho personas e hirió a una docena en la ciudad de Nueva York. Entre ellos se encontraba un grupo de argentinos, amigos rosarinos del politécnico. Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferrucci fueron asesinados, Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisán, Ivan Brajkovic, Guillermo Bianchini y Martín Marro tuvieron la fortuna de sobrevivir.

Aquel día el dolor más visceral cruzó incontables fronteras hasta llegar a la Argentina, a un país llorando a aquellos amigos que posaban sonrientes en el aeropuerto en la víspera de su viaje. El mundo se globalizó, el terrorismo se globalizó y en gran cantidad de atentados tenemos víctimas transfronterizas.

El ataque de 2017 en Nueva York fue el peor atentado terrorista en la ciudad desde el golpe al World Trade Center de 2001. Allí el terrorismo, como aquí, cala hondo. Pero a diferencia de la experiencia nacional, hace algunas semanas las víctimas de aquel atentado pudieron decir ‘justicia’. Pandemia mediante, se llevó a cabo un juicio y frente a las abrumadoras pruebas, en menos de 24 horas, el jurado encontró culpable a Saipov. Lo sabíamos, lo vimos, pero esa confirmación del jurado trae un alivio a los familiares y sobrevivientes que resulta difícil imaginar.

Este lunes comenzó la segunda etapa del juicio, la cual tiene por objeto determinar la pena. Quedará en el jurado, el mismo que lo encontró culpable, tomar esa decisión. Más allá de cuál sea, si acordamos (o no) con ella, es importante marcar la importancia del proceso que se vivió y el poder llegar a esta instancia. ¿Qué significa justicia? Probablemente algo distinto para cada persona. En su intangibilidad, se materializa en forma de efectos y consecuencias. En un condenado que deberá rendir cuentas por el inmensurable daño causado. Y en familias que finalmente cierran un capítulo en paz.

Más que todo ello, la justicia se siente. Pesa en su ausencia y alivia cuando finalmente llega. Una satisfacción extraña y agridulce, difícil de describir. La justicia no vuelve el tiempo atrás, pero, tal como pregonan los familiares de las víctimas fatales rosarinas, permite que el amor venza al odio por un rato.
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