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Argentina: ¿qué debemos aprender de los países que bajaron la inflación?

Hay medidas coincidentes, como equilibrio en las cuentas públicas, independencia de los bancos centrales y responsabilidad fiscal, que son ejes claves para comenzar el camino hacia la desinflación.
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Por Damián Di Pace para Infobae | 

Imagen Ilustrativa - Foto: Google

Argentina: ¿qué debemos aprender de los países que bajaron la inflación?
01.07.2022 12:17 | Así como nuestro país, la economía a nivel mundial afronta presiones inflacionarias que se perpetúan en el tiempo. En el último informe sobre las Previsiones del Fondo Monetario Internacional que se publicó en abril 2022 se prevé que la tasa de inflación global promediará en un 7,4 por ciento. Entre las principales causas de la escala inflacionaria mundial se encuentran: liberación de la demanda comprimida por las restricciones sanitarias, el limitado suministro por parte de la oferta para reaccionar rápidamente, escasez de trabajadores y sumado a eso el conflictos bélicos como el de Ucrania y Rusia que provocó estragos en el abastecimiento de materias primas generando así mayor presión sobre los precios de los alimentos y el sector energético.

Para este 2022 se prevé que Venezuela continúe liderando el ranking con inflación de 500%; luego continua Sudán, con 345%; Zimbabue, con 86,67%; Argentina, con 72,6%; y Yemen con 59,69 por ciento. Argentina es el único país de este ranking que no se encuentra en conflictos bélicos o dictaduras.

Teniendo en claro, que si no se atacan las causas de la inflación a tiempo estas pueden terminar en problemas de tipo hiperinflacionarias hasta las más crónicas como la estanflación, tomamos algunos ejemplos de casos de programas económicos que tuvieron efectos positivos en la baja de la inflación de algunos países.

Caso Israel

En primer lugar, tenemos al caso de Israel y su desinflación que llegó a la actualidad con una estabilidad de precios de entre 1% y 3%. Los problemas comenzaron con una falta de disciplina fiscal (gastos que llegaban al 70% del PBI) y con un déficit acumulado de hasta 300% del PBI, lo cual se financiaba con una política monetaria expansiva. Ante esta situación se aplicó un programa económico de corte ortodoxo (política restrictiva monetaria y fiscal) pero con elementos más heterodoxos como acuerdos entre el gobierno y gremios, que llevaron al país a una desinflación que duro aproximadamente 20 años para llegar a una inflación de hasta el 3% y 5 por ciento.

Caso Chile

En la década del 90 la inflación se ubicaba por sobre el 30%, por lo cual se aplicó un programa de metas que permitió una desinflación gradual en 4 años de un 8%. Los problemas de este país ocurrieron a partir del tipo de cambio de los bienes transables que se trasladaron hacia los precios domésticos, por lo cual la mejor medida fue anclar expectativas inflacionarias mediante metas de inflación preanunciadas, acompañadas de la independencia del BCR y límites en el déficit fiscal.

Caso Brasil

Mediante el Plan Real pudo terminar con la hiperinflación de los 80 con desequilibrios fiscales, falta de equilibrio externo y sobre emisión monetaria. Este programa económico convino varias medidas como apertura comercial, privatizaciones, equilibrio fiscal, recomposición en el nivel de reservas y un nuevo cambio monetario; todo esto permitió que después de 10 años los niveles de inflación descendieran.

Caso Perú


Pudo contener la hiperinflación con un plan económico que contenían reformas como la liberalización hacia el mercado internacional mediante el igual tratamiento de inversiones nacionales como internacionales, créditos con el Banco Mundial y BID, se usó las privatizaciones como herramienta de ahorro fiscal, así como un reordenamiento social debido al terrorismo que había en esa época, se pudo lograr estabilizar la escalada de precios.

En definitiva, todos los casos no tuvieron recetas únicas para atacar los problemas sobre el aumento generalizado de precios, ya que se adecuaron al contexto económico y social.

Sin embargo, hay medidas coincidentes como equilibrio en las cuentas públicas, independencia de los bancos centrales y responsabilidad fiscal, que son ejes claves para comenzar el camino hacia la desinflación. Otro punto relevante es reconocer que se llega hacia una aceleración constante de la variación de precios por la debilidad institucional de compromiso hacia una inflación baja. La responsabilidad de un país hacia la estabilidad no solo tiene que ir de la mano con medidas económicas sino también por parte de los hacedores de política que tienen que estar perfectamente alineados en el rol de estabilidad de precios, sostenibilidad fiscal y prudencia monetaria.

Es un tridente perfecto. Si se cumple es probable que las décadas de inflación en nuestro país sean solo parte de un pasado histórico.
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