Politica | EDUCACIÓN

La educación del mañana se necesita hoy

Elevar la calidad del empleo es clave si queremos que los próximos trabajadores puedan vivir con dignidad y no sean empleados bajo la línea de la pobreza.
 
  • achicar
  • agrandar
  • Imprimir
  • enviar

Por Maximiliano Alonso para Infobae | 

Imagen Ilustrativa - Foto: Google

La educación del mañana se necesita hoy
06.06.2022 09:22 |  Los jóvenes de la región latinoamericana tienen ganas de emprender y superarse. No solamente por el desafío en sí mismos, sino para contrarrestar los efectos del desempleo, el cual se evidencia en el porcentaje de jóvenes autoempleados (16%), en comparación con el 6% del resto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El emprendedurismo y el empleo es un asunto de suma importancia para la juventud latinoamericana que ha sido fuertemente golpeada por la crisis económica y sanitaria de los últimos años. Como parte del apoyo del BCIE a las necesidades y prioridades de los países socios, consideramos importante apoyar a los gobiernos de la región en el financiamiento de proyectos para atender las necesidades de su población joven.

Uno de los pilares que debe reforzarse primordialmente como eje estructurador del empleo es la educación. Hoy sabemos que los jóvenes con nivel educativo medio (secundaria completa o incompleta) son los que registran mayores dificultades para obtener empleo y, al mismo tiempo, tanto la informalidad como la caída en calidad del empleo se correlacionan con el nivel educativo. Es decir, a mayor nivel educativo o de habilidad técnica, mejores trabajos y más estabilidad.

Elevar la calidad del empleo es clave si queremos que los próximos trabajadores puedan vivir con dignidad y no sean empleados bajo la línea de la pobreza. También para que los y las jóvenes se formen en las profesiones del futuro necesitamos adecuar las competencias de nuestras estructuras y actualizar las currículas. La inversión destinada a educación pública y gratuita en las instancias de la secundaria, la formación profesional, las escuelas técnicas y las universidades son esenciales y es donde debemos trabajar conjuntamente para lograr estos objetivos.

La pandemia terminó de destruir la débil estructura y posibilidades laborales de los y las jóvenes. Dejó en evidencia la precariedad crónica del sistema laboral que sufren. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2020, nuestros jóvenes se están volcando a empleos que poco tienen que ver con una educación de calidad y un desarrollo profesional fructífero; promoviendo una actividad económica y laboral de baja calidad y/o no regulada. Esto no es casualidad: una proporción muy importante de la oferta juvenil (en el entorno del 80%) cuenta con un nivel educativo incompatible para desempeñarse en las ocupaciones más demandantes.

Este problema se agudiza cuando se pone en el contexto de la creciente informatización y automatización de muchos de los empleos que hoy absorbe el mercado laboral juvenil. Sabemos que hoy tienen menos participación en las tareas cognitivas no rutinarias que son, a su vez, las que mayor apoyo de la tecnología demandan; como el uso de computadoras y softwares específicos. Al mismo tiempo, al ocupar los puestos más rutinarios por tener ausencia de pericia técnica, sus trabajos son los más susceptibles de ser reemplazados por la tecnología, ya sea en la forma de sustitución o en la de informatización. Debemos abordar los procesos educativos con la conciencia de que la tecnología debe ser parte e incorporar de manera casi natural a los procesos de enseñanza y en los perfiles de los nuevos egresados. Esto disminuirá la brecha entre los nuevos empleos y las capacidades construidas a través de los sistemas de educación formal y no formal.

Actualmente las empresas tienen cada vez mayores dificultades para encontrar los perfiles adecuados para las tareas que demanda el mercado del hoy y del futuro próximo. En parte, una nueva educación del futuro debe ser pensada no como la respuesta a las necesidades del mercado, pero sí, como una realidad articulada a los procesos laborales, a la ciencia, a las organizaciones de la sociedad civil (OSC), a las universidades, a las necesidades de espacios técnicos y a otros actores del desarrollo que generan un ecosistema de integración social que fundamente el trabajo de nuestros jóvenes.

El deseo y las ganas de progresar de los y las jóvenes siempre están, pero falta un mayor compromiso estratégico de los hacedores de políticas públicas, las bancas multilaterales para el desarrollo y todo el conjunto de stakeholders. Es importante orientar todos los esfuerzos hacia un cambio macro y micro que permita desarrollar a los y las jóvenes no solo como ciudadanos activos sino como hacedores del futuro. La educación del mañana se necesita hoy y debe estar orientada a la creatividad, la innovación y las habilidades blandas; las cuales serán complementarias con el avance de la tecnología y las industrias 4.0.

El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) junto con la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), la Unión Europea, Organización para el Fomento de Estudios Internacionales (FEI), entre otros, estamos trabajando para formar de cara al futuro, a esta nueva generación de jóvenes con inversiones dirigidas. Será vital fortalecer el vínculo entre empleo, educación, innovación para construir un nuevo modelo de desarrollo.
  • achicar
  • agrandar
  • Imprimir
  • enviar


[email protected]
Santa Fe

Copyright 2011 | Todos los derechos reservados.