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Tensiones económicas en todos los frentes: a la espera de las elecciones

Se siguen acumulando importantes desequilibrios, como cada dos años sucede en tiempos políticos, y obliga a postergar los ajustes necesarios para evitar que se produzca la siguiente crisis. 
 
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Por Gustavo Neffa para Infobae | 

Imagen Ilustrativa - Foto: Google

Tensiones económicas en todos los frentes: a la espera de las elecciones
31.10.2021 12:02 |  Hoy nos encontramos con un escenario de aceleración de la inflación en Argentina, la cual presiona sobre todos los tipos de cambio, debilitando nuestra moneda. El salario real no puede ganarle a la inflación y la pérdida de poder de compra ya acumula cuatro años, una licuación del gasto público silenciosa y dolorosa.

Entre los factores que explican la suba del dólar y de la inflación se encuentran:

Enorme emisión monetaria para financiar el gasto público: al 23 de octubre la emisión sumaba ya más que en todo septiembre y es máximo en un solo mes.

Estampida del tipo de cambio implícito: tarde o temprano incide en el oficial, aún con cepo, más aún por lo inaceptable por parte del FMI, con el cual se deberá negociar la deuda que pronto no tendrá financiamiento para pagarla.

Falta de inversión productiva para aumentar la capacidad de producción y que bajen así los precios (el uso de la capacidad instalada es muy bajo y atenta contra ese objetivo).

Inflación de costos: las paritarias se han reabierto en muchos casos, o piden hacerlo).

Altos precios de las materias primas: el alza del petróleo incide en todos los precios a través del componente de transporte (aunque haya un precio regulado del barril en Argentina y acuerdo en el precio del surtidor).

La falta de confianza en el gobierno evidenciado por los bajísimos niveles de aceptación de la gestión actual en las últimas encuestas que acelera la pérdida de valor de la moneda.

La evolución de las reservas internacionales del BCRA, que revirtieron la tendencia negativa en octubre solamente por restricciones al pago de las importaciones (con impacto en la actividad a corto plazo).

Es necesario revertir la situación y empezar a calmar la inercia inflacionaria. No alcanza con apertura de paritarias o entregar bonos electorales en busca de votos: retroalimenta el problema, como el perro que se muerde la cola. Se necesitan medidas de fondo como ayudar a aumentar la capacidad productiva, exportar y para poder satisfacer la demanda.

Además de anunciar unas 16 medidas para recuperar parte de los votos perdidos en las PASO (que presiona sobre los precios), la última medida fue la de intentar frenar la inflación atacando a sus consecuencias, y no sus causas, mediante un (nuevo) congelamiento de precios.

Pero no se puede tapar el sol con la mano. La Cámara Argentina de Supermercados y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios además de muchas empresas se oponen a la medidas.

El control de precios es una herramienta ya conocida en Argentina, la cual se ha aplicado varias veces con resultados desfavorables. Se compra tiempo y nada mas que eso.


Sabemos que un negocio minorista genera gastos: tiene que juntar para pagar los impuestos y los costos fijos. Pierde plata si vende muchos de esos productos al precio que le pide vender el gobierno porque su costo de reposición en muchos casos es más alto. Y recuerden que siempre a corto plazo una medida así produce desabastecimiento.


A todo eso le sumamos el hecho que el contexto internacional para la Argentina dejó de soplar como un viento de cola, al menos como lo hizo hasta mediados de año. Ya la soja está negativa en el acumulado del 2021 por sobreoferta de EE.UU. y un dólar más fuerte, y aumentan las tasas de interés de mercado, algo inevitable a la luz de las altas cifras de inflación interanual: 5,4% minorista y 8,6% mayorista en EE.UU., como hace muchos años no se veía y un precio del petróleo en USD 85 el barril de WTI que está dando de qué hablar y retroalimenta los niveles de precios.

China desacelera e intenta manejar una burbuja inmobiliaria y una crisis energética propia. Lo positivo es que seguirá habiendo una sobreoferta de dinero en los mercados, el retorno a la senda del crecimiento de todos los países, buenas temporadas de resultados corporativos en los principales países desarrollados y un factor decisivo: las tasas de interés siguen siendo muy negativas en términos reales (descontándole la inflación) y el dinero va en busca de alternativas de inversión agresivas para obtener rendimientos que al menos los protejan de la pérdida de poder adquisitivo por la inflación.

Otro tren que se pierde

La Argentina en este contexto pierde el tren: ya se han financiado en octubre la misma cifra de emisiones de bonos en países emergentes que en el año pasado, que había sido un récord, y a tasas muy bajas.

Aunque ya haya hecho una reestructuración de su deuda en moneda extranjera el año pasado, le espera un difícil panorama financiero a partir de 2025, y más aún en 2026 con más de USD 10.000 millones de capital e intereses a pagar de las nuevas emisiones. Ni hablar si se le suma la deuda con multilaterales, aún irresuelta (está en el interés de ambas partes de arreglar con el FMI).

Y para colmo, aún faltan dos años de un gobierno que ha perdido legitimidad en las PASO y que contiene como puede un dólar en valores de desequilibrio, a costa de hipotecar las reservas de libre disponibilidad con el objetivo de mantener un ancla para la inflación que a la luz de los hechos ya fracasó.

En ese contexto el inversor doméstico puede posicionarse en modo “cobertura” con bonos atados a la inflación (con ajuste CER) y en bonos en dólares de manera selectiva: por ejemplo con instrumentos dollar linked. La cobertura se aceleró cuando se dieron a conocer los múltiples anuncios de aumento de gastos, las cuales potencian las expectativas de inflación y de -ahora sí- un salto discreto del tipo de cambio nominal cuando antes la expectativa era de un empinamiento en la senda de devaluación del 1% mensual actual a 4-5% en varios meses ( o un mix de ambas soluciones).

Entre los bonos en dólares me gustan los riesgos de las obligaciones negociables de Vista, Cresud, y Pampa Energía. Con un riesgo menor Arcor, Tecpetrol y Pan American Energy. Son una excelente manera de exponerse al dólar implícito y cobrar billetes físicos. Han tenido mucho éxito en los últimos meses por la búsqueda de protección frente a la suba del dólar.

En el mercado de bonos en pesos, los inversores minoristas pueden participar de las licitaciones de Letras a tasas fija (Ledes) o ajustables por inflación (Lecer) que rinden 5 a 7 puntos porcentuales por encima de la tasa minoristas que el Gobierno le obliga a pagar a los bancos un piso de 37% anual (para depósitos menores a un millón de pesos) y 2 o 3 puntos por encima de la inflación con vencimientos menores a un año. Los bonos en pesos más largos tuvieron su rally pero seguirán siendo refugio.
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